miércoles, 29 de julio de 2015

Miguel Ángel Pérez

Esta será la primera entrada dedicada a un alpinista español. Uno de los que más ha dado que hablar en los últimos veranos con sus ascensiones a múltiples ochomiles. Un alto ejecutivo que trabajaba para poder irse, en sus vacaciones, a las cumbres más altas del planeta, llegando a acometer varias ascensiones de gran velocidad, su gran especialidad, para estar de vuelta a tiempo.

Miguel Ángel Pérez Álvarez nació el 19 de Agosto de 1968 en Barcelona. Estaba considerado leonés de adopción, ya que en su niñez pasaba gran tiempo veraneando en las localidades de sus padres, Quintana del Castillo y Robledo de Valduerna, en León.

Miguel Ángel Pérez




En esa época descubrió las montañas, cuando desde la casa de sus padres observaba las cumbres cercanas. Empezando por "pequeños" picos, como el Teleno (2188 m), llegó hasta el techo de mundo, el Everest (8848 m), cima por la cual escribió un libro "Crónicas del Everest", pasando por multitud de montañas intermerdias.

Así, poco a poco su afición le llevó por todas las grandes cordilleras del planeta. En los Alpes alcanzó más de 30 cimas. Sumó más de 40 en los Andes. Y pasó por África y el Cáucaso. Todo ello como preparación para la actividad que le haría alcanzar fama en el panorama nacional e internacional. El ochomilismo.

En 2004 abriría la veda con el Gasherbrum II (8035 m). En los años siguientes, 2005, 2006, 2007 y 2008 sumaba el Nanga Parbat (8125 m), el Everest (8848 m), el Cho Oyu (8201 m) y el Broad Peak (8047 m), respectivamente.

Cima en el Gasherbrum II


A partir de 2010, se incrementaría su popularidad y la cantidad de noticias sobre él en los ochomiles.
En ese mismo año, se abriría una polémica con su ascensión al Manaslu (8163 m). Como él mismo contó, junto a un guía británico, Kenton Cool (1973), los clientes de éste y sus sherpas, llegó a unos 100 m de la cumbre, donde el terreno pasaba a ser una arista rocosa. Él llevaba 30 m de cordino y esperaba que la expedición inglesa estuviese preparada con unos 100 m de cuerda para llegar hasta el final. Pero no fue así. Por "suerte", un alpinista suizo llegó poco después y, aprovechándose de las necesidades de Miguel Ángel y Cool, quienes más interesados estaban en llegar hasta el final, les vendió su cuerda de 50 m.

Supuestamente, ambos la usarían, junto con la de 30 m, para alcanzar, tras dos largos, la cima. Cuál fue la sorpresa de Miguel Ángel cuando, tras subir el primer largo y recuperar unos 10 m de cuerda, vió que Cool venía atado por la mitad de la cuerda. Sin él saberlo, habían fijado la cuerda para que los sherpas, un cliente inglés y el suizo subieran por ella. Sin posibilidad de seguir, éstos últimos se dieron la vuelta y tanto Miguel Ángel como Cool avanzaron los 10 metros que pudiero recuperar. Con todo ello, se quedaron aproximadamente a 10 metros en distancia y 3 de desnivel hasta la cumbre, ya que era demasiado arriesgado tratar de continuar sin cuerda. Por suerte, la comunidad alpina les reconoció a ambos el ascenso.

2011 tampoco sería un año tranquilo. Un gran grupo de alpinistas españoles coincidieron en el Lhotse. Entre ellos estaban Juanito Oiarzabal (1956), Edurne Pasabán (1973), Carlos Pauner (1964), Carlos Soria (1939), Roberto Rodríguez (1969), Isabel García (1967), Manuel González "Lolo", Juanjo Garra (1963-2013) y Javier Pérez. Todos ellos hicieron cumbre, sin embargo, tan solo Carlos Soria no necesito ayuda para bajar.

Mahdi Amidi - desaparecido en el Mont Blanc


Los peores casos fueron los de Roberto, Isabel y Manuel González "Lolo". Los dos primeros necesitaron la ayuda del iraní Mahdi Amidi (1979-2012) desde el Campo IV, mientras que para rescatar a Lolo tuvieron que coordinarse entre los hermanos argentinos Guillermo (1968) y Damian Benegas (1968), el también argentino Matías Erroz "Matoco" (1977) y Edurne Pasabán. Los argentinos, quienes estaban en el cercano Everest, vieron a Lolo desde lejos. Mientras Guillermo y Edurne se encargaron más de la parte la logística, Damian y Matoco llegarían hasta Lolo para ayudarle a bajar.

Mientras tanto, Miguel Ángel, quien se encontraba mal y había dejado a Roberto e Isabel en el Campo IV junto al iraní porque él ya no podía hacer más, había llegado al campo base y se las ingenió rápidamente para ser trasladado en helicóptero a Katmandú para ser tratado de sus congelaciones.

"Lolo" con sus rescatadores, Guillermo y Damien Benegas


El 2012, con el Dhaulagiri (8167 m) como objetivo, también dejó su anécdota. Acompañado por Òscar Cadiach (1952), a quien conoció en el campo base, llegaron a la cima el día 25 de mayo, viernes, tras montar un campo de altura "extra". Por motivos laborales, tenía tanta prisa que estuvo de vuelta en su trabajo el 28, apenas tres días después de la ascensión.

Dos años más tarde, lograría su última gran cima. Se encaminó hacia el K2 (8611 m), la segunda montaña más alta del planeta. No empezaría con buenas sensaciones, ya que sufría de dolores en la espalda que le impedían echarse a dormir, pero aún así, y con su amigo Ferran Latorre (1970), decidió buscar la cima.

Ferran Latorre


El 25 de julio ambos llegarían al campo IV, a 7700 metros, y justo al día siguiente, atacaron finalmente la cima. Sin embargo, tuvieron una suerte dispar. Mientras Ferran lograba llegar, Miguel Ángel se daba la vuelta de regreso al campo IV. Ese día hicieron cima otras 20 personas más.

Aún con la ventana de buen tiempo, Miguel Ángel no se rindió. Descansó un día y al siguiente, mientras Ferran marchaba para el campo base, él volvería a intentar hollar la cima. Tras 12 horas, lo logró. Así, sumaba su noveno ochomil. Sólo necesitó de 16 días desde su llegada al campo base para hacerse con esta montaña.

Miguel Ángel en una de sus expediciones


Intentó llegar hasta el campo IV, pero le fue imposible y tuvo que vivaquear a 8300 metros. No obstante, llamó para informar de su situación y que no corriesen las alarmas. A la mañana siguiente, llegaría finalmente al campo IV para descansar. Allí coincidiría con la americana Cleo Weidlich (1963) y sus porteadores, con quienes tenía planeado bajar al día siguiente hasta el campo III para poder contactar con un grupo paquistaní organizado por Ferran que venía en su ayuda.

Sin embargo, cuando todos celebraban que Miguel Ángel se disponía a bajar, llegó una inesperada noticia por parte de Cleo. Miguel Ángel había fallecido en su tienda mientras dormía la noche del 29 al 30.

El cuerpo de Miguel Ángel, abogado del estado en excedencia y secretario general del grupo Ebro, se quedaría en la montaña a petición de su familia.







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